Diario La Nación – Sección El Mundo - Por Elisabetta Piqué
Sigue la "luna de miel" entre el primer papa argentino y los medios de prensa escrita y televisiva. Pero comienzan a surgir en algunos sitios y blogs las primeras críticas en su contra, casi todas de parte de sectores tradicionalistas. Tal como se había adelantado, en el marco de un ala conservadora de la Iglesia Católica son pocos los que digieren los gestos de ruptura del Pontífice argentino.
Entre ellos, que el papa venido del fin del mundo, que se llama como el poverello de Asís, se resista a usar la vestimenta tradicional como la muceta (esa capa roja con la que rechazó salir al balcón central de la Basílica de San Pedro la noche del 13 de marzo, tras el habemus papam ) y los mocasines rojos. O su decisión de no ir a vivir al pomposo departamento del tercer piso del Palacio Apostólico, una virtual jaula dorada alejada del mundo real. Tampoco cayó bien que el Papa optara por una simple cruz de hierro en vez de la cruz pectoral de oro pontificia y su preferencia por el título de "obispo de Roma" por sobre el de Papa.
Comentarios