Diario Clarín – Sección Sociedad - Por Sergio Rubin
La protesta de los gendarmes y los prefectos por mejoras salariales repercutió ayer en la Iglesia. El obispado castrense -cuya existencia pende de un hilo desde que, en 2005, el entonces presidente Néstor Kirchner echó a su titular, Antonio Baseotto, por sus duras críticas a un ministro- expulsó de su jurisdicción al sacerdote Gerónimo Fernández Rizzo, uno de los capellanes de Gendarmería ,
luego de que el cura celebrara una misa en la explanada del edificio Centinela para los gendarmes que protestan. Fernández Rizzo -que se desempeña en la unidad de Gendarmería de Campo de Mayo- dijo que durante el fin de semana fue requerido para el oficio dominical por los gendarmes que reclaman una mejora en sus haberes ante “la ausencia” de los capellanes destinados en el Centinela. “Decidí ir porque no podía negarme a una asistencia espiritual, que hace a mi tarea sacerdotal”, explicó. Pero ayer Gendarmería difundió la decisión del obispado de echarlo.
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