Diario Clarín – Sección Mundo – 09.06
Las finanzas de la Iglesia Católica operadas a través de su hermético banco, el Instituto para las Obras Religiosas (IOR), estuvieron en las últimas décadas impregnadas de intrigas políticas, escándalos económicos, negocios sucios y muertes sospechosas. Esto se vio facilitado por el manejo ultra secreto de sus fondos y el enorme volumen de dinero que maneja: “El banco de Dios”, como se lo conoce, mueve un patrimonio de 5.000 millones de euros y 34.000 títulos de depósitos de países como Francia, Italia, Alemania y España. El escándalo más resonante estalló cuando lo manejaba el enigmático Paul Marcinkus, un arzobispo estadounidense que controló la entidad durante dos décadas. En el 82, y a causa de un enorme agujero fiscal de más de 1.300 millones de dólares, se produjo la quiebra del mayor banco italiano, el Ambrosiano, del cual el Vaticano era el accionista más importante. En la investigación surgieron presuntos vínculos con la mafia italiana y la oscura logia masónica P-2 . El titular del Ambrosiano, Roberto Calvi, huyó de Italia tras la bancarrota y en junio de 1982 lo hallaron ahorcado en un puente de Londres. Tenia dos ladrillos en los bolsillos del saco, un viejo ritual masónico reservado a los traidores . El episodio fue reflejado por Francis Ford Coppola en El Padrino III , con inquietante realismo.
Comentarios