"Digamos sí al amor y no al egoísmo, digamos sí a la vida y no a la muerte, digamos sí a la libertad y no a la esclavitud de tantos ídolos de nuestro tiempo; en una palabra, digamos sí a Dios, que es amor, vida y libertad." Ése fue el vibrante llamado que hizo ayer el Papa al celebrar
ante unos 70.000 fieles de todo el mundo una misa solemne para la jornada del Evangelio de la Vida, en el marco del Año de la Fe. "Con frecuencia, lo sabemos por experiencia, el hombre no elige la vida, no recibe el «Evangelio de la Vida», sino que se deja guiar por ideologías y lógicas que ponen obstáculos a la vida, que no la respetan, porque vienen dictadas por el egoísmo, el propio interés, el lucro, el poder, el placer, y no son dictadas por el amor, por la búsqueda del bien del otro", dijo Francisco. "El resultado es que el Dios vivo es sustituido por ídolos humanos y pasajeros, que ofrecen un embriagador momento de libertad, pero que al final son portadores de nuevas formas de esclavitud y de muerte", agregó el Pontífice.
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