Diario La Nación – Opinión - Por Guillermo Marco
Como se imaginarán, a mí también me tomó por sorpresa la renuncia del Papa. A las ocho de la mañana sonó el teléfono y un periodista me pidió salir al aire para hablar? "¿De qué?", le pregunté. "De la renuncia del Papa", me dijo. La noticia me dejó helado. Me vino a la memoria la anterior elección, en la que estaba en Roma acompañando al cardenal Jorge Bergoglio
y participé de la ceremonia de asunción de Benedicto XVI. Me sorprendió lo fugazmente que pasan las cosas, aun las más sagradas. Se han vertido miles de opiniones en estos días, algunas interesantes, otras llenas de estupideces y datos imprecisos, cuando no de especulaciones que nacen de la imaginación de los periodistas. Quisiera compartir aquí, ya que trabajo con jóvenes, lo que uno de ellos publicó en su blog el mismo día en que se conoció la noticia. "¡Siempre renuncias Benedicto! La verdadera causa de la renuncia del Papa", título y subtítulo del post, que transcribiré (sólo un pequeño párrafo) porque fue lo mejor que leí en estos días: "Tengo 23 años y aún no entiendo muchas cosas. Y hay muchas cosas que no se pueden entender a las 8.00am cuando te hablan para decirte escuetamente: 'Daniel, el Papa dimitió'. Yo apresuradamente contesté: ¿Dimitió?'. La respuesta era más que obvia: 'O sea renunció, ¡Daniel, el Papa renunció!'.
Comentarios