Francisco le dejó varias enseñanzas al fútbol argentino

Diario La Nación – Sección Deportiva - Por Francisco Schiavo
 Habrá que preguntarse cómo un hombre es capaz de transmitir tanta paz. Un hombre justo en su posición. Un hombre que ocupa, acaso, el sillón más poderoso del mundo y que se descubre con la humildad más genuina. La voz del papa Francisco llega nítida por los parlantes de la sala de prensa. La mayoría de los periodistas no pudo entrar en la audiencia con las delegaciones de Italia y la Argentina. No hizo falta verlo para que su figura se dibujara con sus dichos. Uno tras otro. Esta vez, directos y agudos, fueron para la gente del fútbol, dirigentes y jugadores, pero bien pudieron aplicarse en cualquier contexto cotidiano. Recomendación, consejo, opinión o reto suenan de otro modo de su boca. Enérgico y tranquilo a la vez. Aquellos que fueron a conciencia a la Santa Sede se habrán quedado un buen rato pensando en el mensaje. Rescató los valores del fútbol, fue contra el negocio en defensa del corazón amateur y comprometió a los jugadores con su papel social. ¡Qué va! Aún hoy, y hasta siempre, debe estar dándoles vuelta por la mente como una campanada de la Plaza San Pedro.

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