Diario Clarín – Sección Sociedad - Por Gabriel Bermúdez
Esperaba desde setiembre que el Vaticano destrabara su condición de diácono permanente. La noticia que tanto ansiaba le llegó el 19 de marzo, el mismo día que Jorge Bergoglio se transformó en el Papa. Toda una señal para Juan Carlos De Piazza que, a los 73 años, viudo desde los 39, padre de dos hijos y abuelo de seis nietos, será desde hoy el cura de la parroquia Nuestra Señora del Tránsito de Saldungaray,
en el sur bonaerense, única en el país que guarda la imagen de una Virgen María recostada. Monaguillo en su infancia, franciscano desde la adolescencia y miembro del movimiento familiar cristiano una vez casado con Mirta, De Piazza siempre estuvo vinculado a la Iglesia. Después de que su esposa falleció en un accidente de tránsito, en 1979 el obispo Rómulo García se lo llevó como su secretario desde Mar del Plata –donde fue visitador médico, practicó karate y atendió un kiosco– a Bahía Blanca. Allí comenzó a estudiar Teología y se consagró como diácono.
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