MENSAJE DEL OBISPO A LOS SACERDOTES EN EL DÍA DEL SANTO CURA DE ARS
LECTURAS Y COMENTARIO EN AUDIO 
La
sociedad del consumo nos ha consumido. La felicidad que las cosas iban a
proporcionarnos se ha revelado más bien como una fuente de ansiedad e
infelicidad.
La
vida consumista tiene éxito porque la mantenemos entre todos: nada
importaría llevar un vestido antiguo si no estuviéramos todos de acuerdo
en que hay que ir «a la moda», aunque ese no fuera su dictado; nada
importaría tener un viejo modelo de coche mientras funcionase; nada
importaría ganar menos que el vecino mientras tuviéramos suficiente como
para mantenernos. Pero no:vivimos comparando y anhelando.
De
los cristianos se esperaría que fuésemos una alternativa. Al poseer
bienes imperecederos de gran calidad, deberíamos desinteresarnos de
otros bienes más materiales.
¿Pero
qué sería de los grandes almacenes si todos los cristianos los
boicoteasen? (Y lo mismo con la Bolsa, las agencias de vacaciones, los
restaurantes de lujo…). Pues que el cristianismo sería el final del capitalismo; cosa que, por cierto, debería haber sido.
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